El viernes día 13 de diciembre es uno de esos días que a buen seguro recordaremos siempre, al menos alguno.
Concurrían dos hechos históricos desde el nacimiento de Tertulia 17 de Mieres.
- El primero que no hacíamos nuestro acto en el lugar habitual (la Casa de la Cultura de Mieres), sino que lo hacíamos en el Casino de Mieres, el motivo fue de programación, ya que no estaba incluido nuestro acto en la programación trimestral del centro cultural. Es la primera vez que nos pasa, aun avisando con más de dos meses de antelación. Corregiremos nuestra forma de pedir sala para que algo similar no vuelva a ocurrir, aunque los gestores del La casa de la Cultura también deberían corregir las programaciones, me explico. No es “normal” habiendo sala vacía (la que siempre utilizamos), que no se nos conceda sala para la charla coloquio esgrimiendo que se solapan actos (a la misma hora en el salón de actos, había teatro), esa circunstancia, no es nada anómala y paso infinidad de veces en Mieres, quedando más que constatado que hay público para ambos eventos pues son completamente distintos y tienen público distinto. Además como recinto público pueden y deben dar amplia oferta cultural a los ciudadanos y es el ciudadano quien debe escoger el acto al que asiste, no al revés. Así lo entendemos nosotros. De todas las maneras, respetamos esa nueva norma (aunque no la compartamos) e intentaremos cumplirla.
- El segundo y mucho más agradable es el tema de la charla y el coloquio posterior. Es la primera vez desde el nacimiento de Tertulia 17 de Mieres (3 de diciembre de 1990), que dedicamos un acto al tema de literatura minera y además siendo el ponente Benigno Delmiro Coto, toda una autoridad en la materia.
A continuación reproduzco la presentación realizada en el acto por nuestro compañero tertuliano Braulio Antuña sobre Benigno Delmiro:
“La de hoy es una de esas presentaciones que gustan hacer por muchas razones, fundamentalmente, porque creo que Delmiro es reflejo de una época de lo que acontecía en las cuencas allá por los años 50, 60… Vais a ver.
Benigno es un hombre de la cuenca del Nalón, del Entrego concretamente, y como sabéis había, y digo había porque me da la impresión que se ha perdido esta práctica, había, digo, por costumbre, por tradición, en estas zonas mineras, que los críos al nacer no vinieran con un pan bajo el brazo sino con un apelativo o apodo, y Delmiro pasó a ser conocido como “Benigno el de la Perlá”
Un guaje que de pequeñu era muy revoltosu, hasta tal punto que le llamaban “maligno” (no sabemos si hoy mantendrá ese carácter traviesu, rebelde, revolucionario).
Que quiso ser futbolista, llegando a jugar en el Unión del Entrego con el nombre de “Marcelino” porque parece ser que remataba muy bien de cabeza.
Que creció a la sombra del emblemático pozu Mª Luisa, donde trabajaba su padre como barrenista. Y que para evitar bajar al pozu, firmó con sus padres una especie de contrato en el que si iba aprobando los cursos año a año no entraba en la mina… y no entró, pero por el contrario observaba que se iba quedando curso a curso sin compañeros de clase. Dejaban de estudiar y esos si entraban, no había disyuntiva: estudiabas o a picar carbón.
Y aquel mozu, que ni ye altu ni baju, ni feu (un piropo que y prestó mucho cuando se lo dijeron), acabó siendo licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Oviedo; doctor en Filología por la Universidad de Zaragoza y catedrático de Educación Secundaria. Trabajó en Gijón en el Rosario Acuña, Instituto de Enseñanza Secundaria. Hoy felizmente jubilado.
Hablar de Delmiro es hablar, inexorablemente, de minería y literatura. Escritor, investigador histórico-literario de la denominada literatura social; autor de numerosos libros relacionados con las minas y su presencia en la literatura; ha dirigido múltiples talleres literarios, (habría que remontarse a los inicios de la Universidad Popular de Gijón -años 80- de la mano del “Polesu”), y donde suele comentar que en esta Universidad se hizo profesor de Literatura. Ha publicado artículos sobre talleres literarios en revistas como Signos, Textos, Tabiya, Ábaco, Láudano. Ponente en cursos de formación continua del profesorado… Investigador en didáctica de la escritura creativa en las aulas…
El libro de referencia de Benigno es “La literatura y minas en la España de los siglos 19 y 20”, donde hace un análisis de más de 100 obras (novela, teatro, poesía, cuento, incluso cancionero popular), es un desfile de libros y de sus autores (Emilio Zola y su novela minera por antonomasia Germinal; Clarín, Palacio Valdés, Blasco Ibáñez, Concha Espina, Miguel Hernández…), de hechos históricos (la industrialización, la revolución del 34, la guerra civil, las huelgas del 62)… que dejaron profunda huella en lo que antes denominábamos literatura social. Y es que ningún otro sector laboral ha teñido las páginas literarias con la intensidad que lo ha hecho el mundo minero.
Quienes le conocen dicen de él que contagia entusiasmo y que se caracteriza no solo por su fluidez verbal, por la velocidad con la que relata sus conocimientos, su expresividad corporal, sino también por el énfasis y la emoción con la que envuelve todo aquello que le resulta apasionante.
Hay una frase de Martin Luter King que dice que “nuestras vidas empiezan a terminar el día que guardamos silencio ante las cosas que nos importan”, pues bien, estoy seguro, que ese plus de sentido crítico de la vida que caracteriza al mundo de la minería, con trabajos como los tuyos nunca podrá ser ocultado ni acallado, ni mucho menos escondido o amordazado. Porque nos importa.
Ahora sí, Benigno, solo nos queda escucharte, y darte la bienvenida a esta tu casa de Tertulia 17”
La Literatura Minera (Benigno Delmiro Coto)
La literatura que se ocupa del mundo del trabajo, y de la minería en particular, configura una serie muy peculiar de textos que encajan dentro de la llamada literatura social, de honda raigambre en las letras españolas.
Hunde sus raíces en la misma Edad Media, cuando surge en defensa del menesteroso y de los desheredados por la fortuna y se halla vinculada a la propaganda cristiana cuando esta mostraba simpatía por los pobres.
Uno de los primeros testimonios europeos de la dureza de las faenas mineras es el Informe secreto de Mateo Alemán (el autor de la novela picaresca Guzmán de Alfarache) que, a comienzos de 1593, fue juez visitador de las minas de cinabrio de Almadén.
Esta literatura que habla de los trabajadores de las minas posee un alto valor documental al insistir de continuo en las condiciones de vida en las que se desenvuelven los obreros, tanto en el interior de las explotaciones como en los lugares donde reproducen su desgastada fuerza de trabajo.
Se presenta, con frecuencia, cargada de tanta tensión ideológica que obliga a los bandos en litigio, y a sus instituciones más representativas, a dejar constancia literaria de lo que ocurre, tal como sucederá a propósito de los eventos revolucionarios del Octubre asturiano de 1934.
La aportación más decisiva de la literatura de la mina estriba en la proyección de una imagen estereotipada de la mina y de los mineros, utilizada no solo dentro de España, sino también más allá de nuestras fronteras. Ningún otro sector laboral ha teñido las páginas literarias con la intensidad que lo ha hecho el mundo minero, en consonancia, sin duda, con su papel hegemónico en la dinámica sociopolítica nacional.
En este preciso momento en que la presencia y la actividad minera se estrechan con cada recorte de unos mandamases al servicio en exclusiva de los oligarcas financieros y se discute a fondo la necesidad de seguir explotando las minas de carbón; esta literatura que lleva en sus entrañas a los trabajadores y las trabajadoras de las minas se ha convertido ya en el pozo que no para de producir textos encomiables y que ni cierra ahora ni va a cerrar nunca (EL ÚNICU POZU QUE NUN CIERRA).
Para finalizar decir que lo interesante del debate alargo algo el acto, pero para nada fue aburrido, todo lo contrario, quedando los asistentes con muy buen sabor de boca de lo allí desarrollado y de la completa información proporcionada por el ponente. El acto estuvo cubierto y contó con la colaboración del Club LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas. Os dejo el enlace de la noticia publicada el lunes 16 de diciembre de 2019.
ENLACE: https://www.lne.es/cuencas/2019/12/16/delmiro-historias-mineras-entenderse-espiritu/2572367.html.
Una vez finalizado el acto cultural nos dirigimos al Restaurante “La Consistorial” (Plaza de la Constitución, 1 – Mieres), para cenar con el invitado y seguir con el debate.
Obligado decir que el restaurante Consistorial, nunca defrauda a nadie, un gran logro de su dirección y de todo un equipo que allí trabaja. Para la ocasión teníamos para degustar las siguientes viandas:
- ENTRANTES: Embutidos Ibéricos y Croquetas caseras
- PRIMER PLATO: Crema de nécoras
- SEGUNDOS PLATOS: (a elegir) Bacalao con Salsa de Puerros – Cachopo Consistorial
- POSTRES: caseros a elegir
- BODEGA: Rioja –Blanco Albariño – Agua y cafés.
Todo muy bien preparado, muy buena presentación, muy buena atención, en fin todo perfecto, para aquellos que lean este artículo y no lo conozcan, ¡¡¡SE LO RECOMENDAMOS CON TODA GARANTÍA!!! Un gustazo visitar ese restaurante.
La velada finalizo entrada ya la madrugada, en fin, como dije al principio un día difícil de olvidar.
La próxima cita gastronómica de tertulia 17 de Mieres será el próximo viernes día 20 de diciembre en el ya clásico Bar Cafetería L’Argayu (antiguo Bar Casa Jamín). Nuestra despedidas de año (ya desde hace muchos años), son en ese local hostelero. Con esta comida damos por finalizado el año 2019.
TERTULIA 17 DE MIERES