La comparación con otras zonas rurales: faltan debates críticos
Seguramente entre las palabras preferidas de Manuel Galán González-Pardo (Avilés, 1973), se encuentren infancia, educación y cooperación, o al menos yo he sacado esa conclusión, tras una agradable reunión matutina, degustando sendos cafés y disfrutando del sol, en la galería baja del Palacio de Flórez Estrada, en Pola de Somiedo. Este economista, formado en la Universidad de Oviedo, posee un gran bagaje como cooperante de Médicos del Mundo, en cuya sede madrileña trabajó previamente. Perú, Honduras, los campamentos saharauis, Kosovo y Tanzania fueron algunos lugares en los que Manu, que así le llaman sus amigos, participó en proyectos de cooperación al desarrollo.
En este último país, en un pueblo llamado Karatu, en el año 2006, colaboró en la fundación de una ONG local que lucha por los derechos de menores y jóvenes que viven en la calle y que se encuentran en grave riesgo de exclusión social; se trata de «Mwema Children». Con posterioridad, en 2009, ya en España, participó en la creación de la asociación» Matumaini», que preside, y que tiene como objetivo principal la colaboración con la ONG tanzana, Bondad en swahili, prestándole asistencia técnica, humana y financiera. El mismo Manu acude anualmente a esa región, próxima a los grandes Parques Nacionales tanzanos, pues Karatu es la puerta de entrada al mítico Ngnorongoro, tan conocido por los telespectadores del mundo entero, por los documentales sobre la fauna que habita allí.
«Matumaini», también swahili, significa esperanza, me aclara Manu, y ahora, desde que se ha instalado en Somiedo, hace ya unos 7 años, para regentar el negocio familiar de hostelería, esta organización desarrolla también acciones entre los escolares locales y los tanzanos.
Descendiente por vía materna de don Álvaro Flórez Estrada y con un abuelo paterno médico rural en el Somiedo de los años 50 a 70 pasados, Manuel Galán retornó a tierras somedanas y se integró en la vida social y cultural del concejo inmediatamente. Presidente durante seis años de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) del colegio público que lleva el nombre de su antepasado más famoso, se puso al frente de algunos proyectos habían ido quedando apartados u olvidados.
La necesidad de un análisis DAFO. Como buen economista que es, Manu Galán, cree que no se puede vivir eternamente en la autocomplacencia; para empezar, me habla de la necesidad de reunir a los diferentes actores y realizar un sencillo análisis DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades) sobre el devenir y el porvenir del Parque Natural. «Precisamente en los actos para la conmemoración de este 30 aniversario», comenta, «creo que faltan muchos actores». «Es necesario abrir debates críticos sobre lo que nos afecta», apostilla.
Asegura que su mayor sorpresa al venir a vivir a Somiedo, fue la falta de participación de los distintos grupos de la sociedad, tanto en las políticas municipales como en los espacios de ocio. «Imaginaba que me encontraría con comunidades más activas», añade. Él ve mucho más interés por parte de la gente de fuera que por la población local; piensa también que es muy difícil juntar a la gente del concejo, pues opina que los espacios de participación se los ha apropiado la Administración.
Comparando el concejo somedano con el mundo rural africano, Manu opina que aquí hay una gran desafección y falta de estructura social, frente a lo que ocurre en las comunidades africanas que él conoce bien. «Es preciso abrir debates críticos sobre lo que nos afecta», afirma. En este sentido, me comenta que «Matumaini» organizó, en marzo de este año, una charla sobre violencia de género en el medio rural, en la que participó la doctora en Sociología Mª Ángeles Martínez García, autora de un estudio realizado en Asturias y publicado por el Ministerio de Agricultura.
«Para esta conmemoración del 30 aniversario se han organizado muchos actos, pero ¿qué va a pasar en 2019?», reflexiona en voz alta mi contertulio. Se contesta a sí mismo que existe un desinterés generalizado en muchos frentes, «tenemos una inmensa necesidad de analizar lo que ocurre con nuestro patrimonio y los oficios tradicionales antes de que sea tarde. Compartir debates para encontrar soluciones amplias y consensuadas», añade. En Manu Galán yo he visto un hombre inmensamente dialogante y tremendamente preocupado por la falta de proyectos sostenidos en el tiempo y arraigados al territorio. Una de las cuestiones que más le preocupa es la de no haber aprovechado este 30 aniversario para alinearse con los municipios en favor de la acogida de personas refugiadas, «hay muchas casas vacías y seguramente podríamos haber hecho algo parecido a lo que han hecho otros municipios de España, y qué buena oportunidad hubiera sido para celebrar un aniversario tan significativo».
La Educación como compromiso social. Manuel Galán enlaza un tema con otro sin que yo necesite apenas preguntar nada; por su boca desborda un caudal de ideas siempre positivas y sin reproche alguno hacia nadie. Vuelve a hablarme de su ONG «Matumaini» y su contraparte tanzana «Mwena» en la que trabajan 13 personas y acogen más de 100 niños. Desde «Matumaini», dice, «promovemos modelos de educación creativos, donde niños y niñas están en el centro, con actividades en el aula y fuera de ella, que tocan la educación en valores, abriendo ventanas a otros mundos mediante exposiciones, charlas y talleres que favorezcan una mirada crítica de nuestro entorno». «Además», añade,» damos a conocer realidades africanas diversas, a menudo con un punto de optimismo, que eliminen estereotipos sobre el continente africano y traigan más noticias positivas que nos hablan de talentos, creatividad y arte».
Manu se siente orgulloso de su participación en la rehabilitación del pequeño anfiteatro situado en la trasera del Centro de Interpretación del Parque Natural en el que se celebra el único Festival de Narración oral y Cuentacuentos de Asturias, una de las actividades más reconocidas de las que organizan y que pretende acercar los relatos orales, los cuentos, a las zonas rurales, cuna de muchas historias, pero donde habitualmente no hay posibilidad de disfrutarlas.
Uno de los proyectos que desde «Matumaini» colaboró a recuperar fue el de activar los compromisos adquiridos con UNICEF tras la concesión del título de «Ciudad Amiga de la Infancia», por unos trabajos realizados desde la escuela, pues este peligraba por la pasividad de las diferentes asociaciones que formaban el Consejo. Consiguieron una prórroga de cuatro años (2014-2018) para reactivar los compromisos y ahora las relaciones con el organismo internacional han vuelto a ser fluidas y con permanencia en el tiempo.
Manu alaba la gran idea que supuso la apertura de la ludoteca municipal, que acoge a niños de entre 18 meses y 11 años; a su vez me comenta la necesidad de hacer actividades con las familias. Ellos mismos, cuando organizan sesiones de cine, se reúnen a merendar y a que los niños jueguen; «es una forma de recrear las antiguas formas de relación entre vecinos, en un momento en el que parece que cada uno va a lo suyo».
Respecto a la educación reglada, mi interlocutor subraya que en Somiedo hay varios retos pendientes. «Uno es completar la educación secundaria obligatoria y evitar desplazamientos diarios de la comunidad estudiante a Grao y la emigración de las familias a zonas urbanas que a menudo conlleva», señala en primer lugar. Pero también añade que otro de los retos es «conseguir atraer nuevas familias con nenos, nuevas vecindades que se instalen en Somiedo atraídas por las bondades del Parque Natural. Para ello, se requieren políticas que faciliten el tele-trabajo e iniciativas sociales que favorezcan alquileres de bajo coste, así como promover aquellos espacios comunitarios ya olvidados donde las familias adquieran sentimiento de comunidad y pertenencia al territorio».
Manu Galán también me señala, como aspecto positivo, que en los 6 años que lleva viviendo en Somiedo ha visto emerger nuevos liderazgos, como el AMPA del colegio y el Consejo de Infancia y Juventud, en los cuales ha participado activamente.
«Pero hay que hacer más cosas», comenta mi contertulio, como un esfuerzo en sanidad; la pediatra solo viene un día al mes durante dos horas
Nuevas vecindades y proyectos de futuro. Para Manuel Galán, gran parte de la hostelería somedana está sostenida por personas que han venido de fuera a trabajar y considera un reto integrar estas nuevas vecindades en la comunidad; «Matumaini» ya está pensando en organizar un encuentro en el que compartir productos de los diferentes países e iniciar poco a poco una convivencia que vaya integrando en Somiedo a todas estas personas que han llegado a trabajar desde diversos lugares, sobre todo desde Rumanía.
Y hablando de hostelería, Manu piensa que hay una acuciante falta de interés por el colectivo. «Cada cual batalla por su cuenta», comenta, «las asociaciones no funcionan lo que desentona con el cada vez mayor tirón de Somiedo». En su opinión, «se necesitan nuevos liderazgos para refundar la vida asociativa hostelera, generar iniciativas ilusionantes y tener una voz única ante la Administración».
«Hay mucha calidad en la hostelería somedana, gran conocimiento del medio y una larga experiencia; son los mejores mimbres para hacer una Asociación fuerte y coordinada, que trabaje por el bien común, pero es necesario superar la falta de motivación e interés por el movimiento asociativo». «No podemos caer en manos de grandes corporaciones hosteleras que nos colonicen, Somiedo perdería su esencia», añade.
Por si fuera poco el trabajo que desarrolla Manuel Galán en Somiedo, hace un año, un grupo de descendientes de don Álvaro Flórez Estrada fundó la asociación que lleva el nombre de este ilustre personaje. Su objetivo fundamental es dar a conocer su vida y obra mediante visitas guiadas a su casa natal, realización de jornadas de estudio y toda una pléyade de actividades culturales que intentan paliar la ausencia que se detecta en el concejo, exposiciones temporales, conciertos de jazz, recitales de poesía, música de cantautores, teatro, música tradicional asturiana y un largo etcétera. «Este año», me dice Manu con cara de satisfacción, «hemos tenido más de 2.000 personas participando en el conjunto de nuestras acciones». Cuando me despido de Manu Galán y de su familia, este me comenta que se le olvidó decirme que sus hijos son inmensamente felices aquí, en el cole, con sus amistades, el medio que les rodea, y que es un regalo poder criarlos en este entorno disfrutando de una etapa de su edad adulta en este rincón de Asturias.
FUENTE: VÍCTOR M. VÁZQUEZ | Miembro Numerario Permanente Del Real Instituto De Estudios Asturianos
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