Joaquín fue el invitado del viernes 28 de octubre de 2016 en la charla coloquio de TERTULIA 17 en la Casa de la Cultura de Mieres
El psicólogo González Cabrera desarrolló en Mieres una investigación pionera que analiza el estrés que provoca el «bullying» en los estudiantes
MIERES DEL CAMINO, D. MONTAÑÉS 01.11.2016
El acoso en los centros formativos no sólo afecta psicológicamente a los alumnos implicados en este tipo de abusos. Los efectos son perceptibles también en el ámbito biológico. Un instituto de Mieres ha sido el laboratorio elegido para poner en marcha un estudio pionero en el mundo. La investigación dirigida por el doctor en Psicología y profesor agregado de la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR) Joaquín González Cabrera ha permitido evaluar como el ciberacoso cambia, modula o altera el perfil psicofisiológico del estrés al que están sometidos los estudiantes. Los resultados están siendo actualmente evaluados para su publicación por la prestigiosa revista especializada «Computers in human Behavior».
Los responsables del ambicioso proyecto han podido confirmar que tanto víctimas como agresores sufren grados de estrés con marcadores relevantes que permiten dar un nuevo enfoque al impacto del «bullying», en este caso, aplicado a las nuevas tecnologías.
El estudio de Joaquín González Cabrera permitirá conocer mucho mejor como el ciberacoso altera la salud mental de las víctimas. No sólo eso, también se centra en los afectos que tiene en los agresores. El trabajo de campo de la investigación que está a punto de ver la luz se realizó entre el 2 diciembre de 2014 y abrir de 2015. El centro escogido, un instituto del casco urbano de Mieres sin identificar públicamente debido a los compromisos de confidencialidad adquiridos con las familias de los niños, puso todas las facilidades posibles. «En estos casos se necesita un implicación total del centro y no todas las direcciones tienen la predisposición necesaria», destaca González Cabrera.
A la espera de que la revista «Computers in human Behavior» acabe con la revisión del trabajo, sus autores adelantaron a este diario algunos de sus contenidos. Las conclusiones finales establecen que el 15,4 por ciento de los alumnos estudiados (57 estudiantes) sufrían un acoso grave a través de las redes sociales o el teléfono móvil. Además, otro 19,1 por ciento (71) estaban en riesgo de padecer «ciberbullying». El resto (243) no presentaban problemas. Los datos sobre los acosadores son también esclarecedores de lo que sucede en las aulas hoy en día. La investigación señaló que uno de cada diez estudiantes responden al perfil de ciberacosador. En total, 37 adolescentes se enmarcaron en este peligroso conjunto. Otros 50 (13,5%) se situaron en situación de riesgo de adoptar estas conductas.
Los cuestionarios
El estudio realizado en Mieres fue especialmente complejo. De hecho, no hay precedentes a nivel mundial en la aplicación de esta metodología. «Buscamos ver como el perfil del ciberacoso afecta al nivel psicofisiológico del estrés», apunta González Cabrera. Un total de 371 estudiantes accedieron voluntariamente a participar en la primera fase de proceso. Se les realizó unos cuestionarios, lo que permitió identificar cinco clases en las que hubiera todos los perfiles de actores incluidos en el ciberacoso. En estas aulas se realizaron nuevos test y varios estudiantes previamente identificados como posibles agresores o víctimas fueron controlados a través de sus marcadores bioquímico del estrés, mediante pruebas de saliva tomadas a lo largo del día y que más tarde fueron analizadas en la Universidad de Granada.