El pasado viernes día 23 de febrero de 2024 fue un día inolvidable para la ciudad de Mieres y para Tertulia 17. Estuvo con nosotros el profesor, D. Óscar Alzaga Villaamil, Catedrático emérito de Derecho Constitucional de la UNED, jurista mercantil y político jubilado. Diputado durante la Constituyente, I, II y III legislaturas. Diputado de UCD por Madrid entre 1978 y 1982, de Coalición Democrática entre 1982 y 1987. Fundador del P.D.P y miembro de su consejo político. Fundó la revista “Teoría y Realidad Constitucional” y cuenta con una amplia obra científica.
D. Óscar Alzaga Villaamil, siendo estudiante de la Facultad de Derecho de Madrid se comprometió con la oposición democrática al franquismo, organizó la ilegal “Unión de Estudiantes Demócratas” y seguidamente la “Unión de Jóvenes Demócratas Cristianos”, que se integró en la “Izquierda Demócrata Cristiana” presidida por Manuel Giménez Fernández y fue elegido delegado de los estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid. Mantuvo vivo su compromiso político con la DC ilegal hasta la conquista de la democracia, en que se integró en UCD, siendo Diputado por Madrid hasta 1987.
Gran día para recordar en la dilatada historia de Tertulia 17. Se hace complicado encontrar un ponente con la categoría del profesor D. ÓSCAR ALZAGA. El acto, como es habitual lo abrió nuestro presidente D. JUAN JOSÉ MENÉNDEZ FERNÁNDEZ. La presentación del ponente, corrió a cargo del Tertuliano D. BRAULIO ANTUÑA. ¡¡EXCELENTE PRESENTACIÓN!!, quiero reflejar en estas líneas, NUESTRAS SINCERAS FELICITACIONES AL TERTULIANO POR LA CALIDAD DEL TRABAJO REALIZADO. (Al final del artículo se reproduce íntegramente la presentación)
El acto cultural de Tertulia 17 de Mieres estaba programado para las 19:30 horas en el I.E.S. Sánchez Lastra de Mieres. El tema a tratar era el libro “LA CONQUISTA DE LA TRANSICIÓN (1960-1977)”. Memorias Documentadas, de la editorial Marcial Pons. Fue muy interesante escuchar de su ponencia. La pasión y fluidez estaban presentes en el acto, y a pesar de que sólo recordamos el 7% de lo que escuchamos según algunos estudios, lo que parece claro, es que, si el resto son emociones, estas fueron muy grandes. También dicen que las caras, suelen ser el espejo de alma, sobre todo si el tema tratado te hace pensar, y eso es lo que se vivió en el I.E.S. Sánchez lastra de Mieres. A buen seguro que el calor, la cercanía y la pasión que transmitió D. Óscar Alzaga, quedarán en la memoria de los que escuchamos. Tod@s coincidiremos en que la conferencia de D. Óscar Alzaga ha sido de lo más interesante y un importante logro para Tertulia 17.
La única “pega” (a criterio de quien suscribe), fue la discreta presencia de asistentes (63), para la calidad del ponente, las invitaciones cursadas y el tema tratado, se esperaba bastante más, en fin, como dicen los jóvenes “es lo que hay”. Al finalizar el debate D. Óscar Alzaga firmó ejemplares del libro. El acto y el posterior debate, se alargó hasta las 22:00 horas y una vez finalizado, Ponente, Tertulianos e Invitados se dirigieron al restaurante “El Cenador del Azul”.
El menú consistía en:
- ENTRADAS
- Galleta de manzana caramelizada con jamón ibérico e hígado de pato marinado
- Crujiente de oreja de cerdo
- Tosta de tomate y anchoa
- PRIMER PLATO:
- Púlpito del pedrero a la parrilla con crema de patata ligeramente ahumada y kimchie.
- SEGUNDO PLATO:
- Pierna de lechazo al horno
- POSTRES.
- Picatoste con helado
Todo esto acompañado por un buen caldo de rioja y agua.
Finalizando la cena, finalizando los postres y después de la firma del invitado en el libro de «honor» de visitas de Tertulia 17 de Mieres, se hizo entrega (por parte de nuestro presidente) del pin de plata de la Asociación Cultural y gastronómica. Una acreditación de Tertulia 17 para las personalidades que nos acompañan en los eventos culturales organizados.
Una agradable y animada velada con exquisitas viandas y regada con un buen caldo, que como siempre en este restaurante, cumple con creces las expectativas culinarias de Tertulia 17 y de sus invitados/as. La velada culminó entrada ya la madrugada, dejando un buen gusto por los momentos vividos y esperando futuros encuentros culturales y gastronómicos de nuestra asociación.
Para finalizar solo queda decir que, muy buen recuerdo el que nos deja el afamado profesor D. Óscar Alzaga Villaamil. Además, es importante para nosotros, decirle que aquí, en Mieres del Camino, en Asturias y en Tertulia 17 tiene sus amigos y su casa. Quisiera también agradecer desde esta página web a las personas y amigos/as que estaban presentes en el acto del viernes 23 de febrero, su participación es lo que nos mueve a seguir buscando personas muy interesantes y con temas de actualidad. GRACIAS DE VERDAD A TODOS/AS.
AGRADECIMIENTOS:
- I.E.S. Sánchez Lastra de Mieres.
- Web del Ayuntamiento de Mieres.
- Librería La Pilarica.
- Diario la Nueva España.
- R.P.A. “Asturias al Día”.
- COPE Mieres.
- Cenador del Azul.
- Hotel Mieres del camino.
- Mención especial a la TRABAJADORA DEL I.E.S SÁNCHEZ LASTRA (del turno de la tarde), por su atención, paciencia y profesionalidad. Tertulia 17 de Mieres le pide disculpas por lo sobrepasado del acto: “MIL DISCULPAS”.
TERTULIA 17.
LA PRESENTACIÓN, A CARGO DE BRAULIO ANTUÑA.
A continuación, “transcripción íntegra” de la presentación de D. Óscar Alzaga a cargo del tertuliano D. Braulio Antuña.
“LA CONQUISTA DE LA TRANSICIÓN (1960-1978) MEMORIAS DOCUMENTADAS” DE OSCAR ALZAGA VILLAAMIL.
Hola, buenas tardes, muchas gracias por vuestra asistencia. Os confieso que presentar un acto como el de hoy es toda una complacencia.
Querido profesor Oscar Alzaga, sabiendo el apego que tiene por Asturias, queremos darle la bienvenida a esta su casa de Mieres. Es un inmenso placer y un honor para Tertulia 17, tenerle como departidor, como tertuliano, para conversar, para charlar sobre su libro, porque, ciertamente, hemos venido a hablar de su libro: “La conquista de la transición (1960-1978) Memorias documentadas”, una obra que le llevó cerca de diez años de su vida y que por cierto, ha renunciado a los derechos como autor. Un libro concienzudo, laborioso y reflexivo, meticuloso en la narración. Un libro que nos desvela detalles nunca contados de una de las etapas más apasionantes de la historia de España. “Un pueblo tiene derecho a conocer toda la historia real de una dictadura y no una versión de la que se ha evaporado el determinante papel desempeñado por la oposición”. Un libro que nos va a cautivar con cosas vividas, algunas oídas, otras sabidas, y las más, desconocidas por ocultas durante años. Un “libro jersey”, en el que el autor va trenzando, a lo largo de ese periodo que va del 60 al 78, su vida personal, profesional y política. Un libro cuya base es la dilatada documentación conservada por el autor, la consulta de numerosos archivos de opositores a la dictadura y el detallado repaso de la prensa nacional y extranjera de este periodo.
De su portada entrevemos su anhelo: el abrazo de Juan Genovés, de 1976, símbolo de la reconciliación después de la dictadura.
El hecho de hacer esta presentación en un Instituto de Enseñanza Secundaria, en el IES Sánchez Lastra, gracias Gerardo por todas las facilidades dadas, no es casualidad. Tertulia 17 en su afán, como asociación cultural, de promover, fomentar y apoyar la pluralidad a través de la cultura, la formación y educación relativa a la diversidad de nuestra sociedad y nuestra historia común (sobremanera en la juventud), busca realizar actos como el de hoy, con la certeza de que la historia no se reescriba a través de una versión distorsionada de la realidad. “Aquellas sociedades ignorantes de su historia, desconocedoras de los hechos del pasado, fácilmente caerán en lo mismo si no protegemos y revelamos el recuerdo de quienes vivieron la experiencia de aquellas heridas de la represión de la dictadura en nuestro país”. Ruiz de Santayana decía que “quienes no pueden recordar su pasado están condenados a repetirlo”, y sobre todo cuando hoy la falta de verdad, la mentira, está adosada al discurso político.
Si tuviese que presentarle como es debido, y por ello pido de antemano disculpas, me temo que estaría toda la tarde y me faltarían horas para completar y ser capaz de trasladar y difundir el prestigio, la reputación y el reconocimiento a toda una vida dedicada al trabajo y al estudio. Sus vicios confesos.
No obstante, y pecando de cierta osadía, voy a tratar de hilvanar aquellos aspectos que me parecen más relevantes en la persona del señor Alzaga, empezando por su lado más personal
Así lo cuenta en las primeras páginas. Nace en Madrid, de familia de clase media (con épocas pasadas por dificultades económicas, superadas por la calidad humana de su madre, Concepción, una mujer culta, adelantada a su época, primera mujer que pudo matricularse, no sin objeciones, en la Facultad de Medicina de la Universidad de Madrid). La admiración que el profesor sentía por su abuelo materno (el asturiano abogado y juez Fernando Villaamil, a quien el franquismo le despojó de la judicatura), hizo que se inclinase por el Derecho en vez de la Ingeniería Industrial, profesión de su padre. No podemos terminar estos 3 o 4 retazos personales, pues quedarían inconclusos, sin nombrar a la mujer que le acompaña desde hace muchos años: Isabel.
Terminados los estudios en el Instituto Ramiro de Maeztu se incorpora a la Facultad de Derecho de Madrid como becario y empollón, dice. Desde entonces milita en la oposición democrática al franquismo. En primer curso de carrera 59-60 gana un premio (mil pesetas que le permitieron ir en autostop a Francia), con un texto monográfico sobre “el pluralismo”. En el curso 62-63 ya era delegado de los estudiantes; en el 64-65, la Facultad quiso nombrarle profesor ayudante pero tenía que aportar además del título de licenciado, dos certificados: el de la parroquia sobre buena conducta y el de la Jefatura del Movimiento, esta última se le denegó por su “falta de lealtad a la causa”.
Brillante carrera. Todo un extraordinario currículum. Profesor adjunto de Derecho Político (número 1 en las oposiciones), “no se puede dar el nº 1 a un profesor tan comprometido con la oposición al régimen, es darle más gasolina a Oscar para desgastar al régimen”, Torcuato Fernández Miranda. Más tarde opositor a la plaza de profesor agregado, con el veto gubernamental por parte del ministro de Educación; catedrático de Derecho Constitucional en San Sebastián (huelga en su clase, con amenazas de ETA si no cambiaba su aptitud, querían que les explicara los Fueros históricos del País Vasco); catedrático en la Autónoma de Madrid y profesor en la Universidad de Oviedo (describe que en un almuerzo con el recordado Teodoro López Cuesta, Rector de la Universidad de Oviedo le agradeció que acudiese todas las semanas a impartir clases, a diferencia de Torcuato Fernández Miranda, catedrático de Derecho Político, “que hizo una gran carrera política para no venir a dar clase”), y por último en la UNED donde se jubila.
Funda la revista “Teoría y Realidad Constitucional” dirigida hoy por Jorge Alguacil, Fernando Reviriego y María Salvador. Fue cofundador de “Cuadernos para el Diálogo” todo un referente y símbolo de la cultura progresista de los años 60-70, y de la revista “Discusión y Convivencia”; integrante del grupo “Tácito” (creado por una docena de amigos vinculados a la Asociación Católica Nacional de Propagandistas); académico de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, y en cuanto a publicaciones… se nos iría el tiempo, mejor acudir a la información wikipedista.
En el ámbito profesional, Colegiado desde 1965 en el Colegio de Abogados de Madrid. Fundó ese mismo año, junto con Gregorio Marañón y Beltrán de Lis, uno de los primeros despachos colectivos de abogados españoles, convirtiéndose con el paso de los años en uno de los más prestigiosos del país. Durante el franquismo defendió ante el Tribunal de Orden Público (delitos de “asociación ilícita”, “desordenes públicos”, “reunión ilegal”…), numerosos casos de dirigentes de la oposición al franquismo, periodistas, revistas, y prensa… llamándole la atención el que Felipe González nunca se le viera como abogado por este tipo de Tribunal. Nunca cobró un céntimo por defender a quienes sufrían la falta de respeto a sus derechos y libertades. Bueno si, a EL País, en acciones.
En 1987 abandonó definitivamente su actividad política dejando claro que nunca se consideró político. “Estar en política no tiene por qué conllevar el ser político”, y prueba de ello es que rechazó 5 veces ser ministro a propuesta de Adolfo Suárez y más tarde de Leopoldo Calvo-Sotelo quien le ofreció las sucesivas carteras de Defensa, Cultura y Justicia. Entró en política por razones éticas y morales. Europeísta convencido. Se define como catedrático de Derecho Constitucional y abogado. Es uno de los “padres” de nuestra Carta Magna.
Otras facetas que por no conocidas no dejan de ser relevantes y que quisiera destacar son su amor por el arte, la pintura y el coleccionismo (ha donado obras al Museo del Prado, al de Málaga, al de Granada, al Museo de Bellas Artes de Bilbao… dice convencido que “entre estar escuchando un mal debate en el Congreso y escaparse al Prado…no hay color”), y por encima de todo resaltar su cualidad humana. A lo largo de todo el libro no he visto crispación alguna. Subrayar su cercanía, simpatía y cordialidad. Así lo hemos podido comprobar las horas que hemos compartido y así quiero trasladarlo. Gracias profesor.
El libro, a lo largo de sus casi 600 páginas está jalonado de hechos: desde la destrucción masiva de documentos, pasando por la Brigada Político Social, los universitarios que no dejaban dormir bien al Gobierno (en los años 66-68 la Universidad quitaría el sueño de Franco ininterrumpidamente hasta su muerte); el estado de excepción. De situaciones: huelgas en la Universidad; la designación de D. Juan Carlos como Príncipe heredero; la muerte de Franco; primer posfranquismo; el proyecto de ley para la reforma política. De ubicaciones: sus primeros contactos con el PSOE; la visita a D. Juan en Estoril “me pareció una persona muy respetable que vivía con dolor tener un hijo muy práctico”. De personas: Manuel Giménez Fernández, “no tengo nada contra los obispos españoles, salvo dos cosas: no creen en Dios y no han hecho el bachillerato”, el hombre más perseguido por el franquismo y referente de nuestro interlocutor (a nadie profesaba mayor admiración); Luis Gómez Llorente, Miguel Boyer, Luis Sánchez Agesta, Elías Díaz, Tierno Galván, Pérez Barba, Joaquín Ruiz Giménez “un desorganizado per natura”, “su despacho parecía el camarote de los hermanos Marx” y de quien, si tenemos tiempo, habría que hacer un aparte por su figura controvertida, un tanto misteriosa y contradictoria, camaleónica me atrevería a decir (en una placa de una iglesia de Nápoles figura su nombre junto al de Franco). De anécdotas: vistas ahora, claro, ni en los mejores guiones de Azcona y Berlanga, o en los de Gila; o cantando el Asturias Patria Querida por la Gran Vía buscando la solidaridad estudiantes-obreros; la exquisita casa de Miguel Boyer; el ver a José Barrionuevo mando del SEU (Sindicato Español Universitario). Pero también de años de lucha impidiendo el franquismo sin Franco. De sinsabores: ETA, el asesinato de los 5 abogados en Atocha, el proceso de Burgos…. De desgaste: micrófonos grabando conversaciones entre abogados y presos políticos, malos tratos a los detenidos, la represión crecía y los excesos policiales se incrementaban… De penalidades: pagó en el franquismo sus culpas democráticas con el exilio interior en dos pueblos de Soria (Cuevas de Agreda y Almenar), de este último salió años más tarde como hijo adoptivo. De angustia: en el primer congreso del CDS portugués, finales del 74, vivió una situación difícil de olvidar con la irrupción de mandos militares y soldados beodos, con una botella en una mano y la otra en el gatillo. De alguna que otra amargura: del sexto puesto con UCD, en las primeras elecciones generales, al doce. Incontables las horas dedicadas a debatir y solo en parte útiles, pero sin embargo no se atisba en él, ni un ápice de flaqueza, rencor ni desprecio.
En definitiva, y voy terminando, creo que estamos delante de una edición donde la memoria se cruza y dialoga con la historia, de una publicación oportuna y necesaria, que recoge el pensamiento de uno de los hombres que más han perseverado por la conquista de la transición, además de ofrecernos argumentos a favor de la historia y la concordia, bienes que a día de hoy es imprescindible reivindicar más que nunca en contraposición con la polarización actual.
Del profesor se han dicho muchas cosas, y todas buenas: que no se podría escribir la historia de la oposición antifranquista de los 60 y 70, y de la transición, sin evocar su figura; pilar de la democracia cristiana española desde su época de activismo estudiantil; hombre cauto y ponderado; jurista eminente, tímido, soso (decía Pilar Urbano); un líder sin imagen (y lo sabe: “no soy un líder carismático”); un hombre culto, educado. Nada visceral. Con un pasado limpio de colaboración con la dictadura. Yo diría que es un “tejedor de ilusiones”. Antes o después, delante o detrás del trabajo y del estudio siempre aguarda la ilusión.
Por mi parte, estimado profesor, nada más. Agradecerle de nuevo el haber aceptado desde el primer momento y sin ningún tipo de cortapisas, la invitación de Tertulia 17. Espero que no tardando mucho (que sean menos de 10 años), tengamos la ocasión de volver a encontrarnos en la presentación de una segunda parte de más memorias documentadas. Y como estoy convencido de que las dudas y preguntas van a ser numerosas y variopintas, contamos con su generosidad, sapiencia y paciencia para darles oportuna respuesta, incluso, es posible, que vayan más allá del contenido del libro. Por lo que le vamos a pedir permiso para ponerle, si cabe, en algún que otro compromiso. Muchas gracias.
Braulio Antuña Suárez
Mieres, 23 de febrero de 2024
TERTULIA 17.