La visita al Castro de Coaña se había programado en el verano del 2022 y era algo que esta asociación tenia pendiente desde hace tiempo. Ahora que vivimos inmersos en “la economía de las experiencias”, en todos los sectores e industrias, visita cultural como la realizada el sábado 26 de noviembre de 2022 al mencionado castro, marcan a todos/as los componentes de la expedición y profesionales que nos acompañaron, con el sello de “excelente o excelencia”.
Estas experiencias hacen del tiempo de ocio una vivencia única y memorable. Y eso es lo que ocurrió en esta salida cultural al castro de Coaña. Además, tuvimos la fortuna de contar con un gran guía y amigo de Tertulia 17 de Mieres, como el arqueólogo Ángel Villa Valdés, este, nos habló de la historia del lugar, de su arquitectura, de sus habitantes y de su arte. Además de la profesionalidad del personal que atendió amablemente en todo momento a los integrantes de la expedición. Se resume, en una palabra: ¡¡MEMORABLE!!
El texto que trascribo a continuación es de un breve artículo de Ángel Villa Valdés publicado hace algunos años en La Voz del Occidente, un periódico editado con mucho mérito desde Luarca por David Piñeiro, por desgracia recientemente fallecido (el enlace con la publicación). El artículo se centra en la importancia del yacimiento y cómo se consolidó su prestigio y lo que de él vamos sabiendo.
SOBRE LA ANTIGÜEDAD DEL CASTRO DE COAÑA: PUNTO FINAL PARA UN DEBATE
El castro de Coaña o, como bien debiera denominarse, El Castelón de Villacondide es el yacimiento arqueológico más popular de cuantos han sido excavados en Asturias. El evocador paisaje de sus ruinas es hoy uno de los paisajes arqueológicos más sugerente, amables y expresivos entre los que pueden visitarse en España. Tal condición no es casual, como no suelen serlo estas cosas relacionadas con el la calidad y reconocimiento de ciertos lugares arqueológicos, pues para que así sucediera hubieron de concurrir circunstancias muy especiales y, paradójicamente, casi desconocidas para la mayor parte de los asturianos.
En 1876, cuando la Arqueología apenas habían empezado a definirse en Europa como disciplina científica, José María Flórez y González, natural de Cangas del Nancea, erudito, poeta en asturiano e inquieto investigador, emprendió la arriesgada tarea de averiguar la naturaleza de las ruinas emergentes en una discreta colina que se alzaba sobre el arroyo de Xarriou, en el concejo de Coaña.
Los planteamientos metodológicos de su empresa estarían hoy, de haber nacido D. José María en Dorchester o Tours, citados en todo manual de Historia de la Arqueología que como tal se tuviere, pero… nació aquí y ya saben ustedes lo que acostumbramos a pensar de los nuestros. Con independencia del éxito que el trabajo del erudito cangués llegó a disfrutar, lo cierto es que sus excavaciones pusieron al descubierto varias docenas de construcciones que interpretó como parte de una fortificación de época romana. Aquellas campañas decimonónicas pusieron fin a la actividad arqueológica en Coaña hasta más de medio siglo después. Y es que el estudio de los castros en Asturias es una historia de rupturas y discontinuidades que impidieron, durante décadas, la consolidación de equipos y líneas de investigación serias. Coaña es en muchos aspectos el mejor ejemplo de la evolución de nuestra Arqueología en todos estos ámbitos y, en esto del borrón y cuenta nueva, también.
Finalizada la Guerra Civil, D. Juan Uría Ríu convenció a D. Antonio García y Bellido del interés de aquellas ruinas a orillas del Navia de tal forma que a partir de 1939 y durante varios años se retomaron las excavaciones en el castro. Fue éste, sin duda alguna, el acontecimiento clave en la historia de la investigación arqueológica de Coaña y Antonio García y Bellido el artífice del renombre y difusión internacional de El Castelón de Villacondide. Como muy bien relata María Paz García-Bellido, hija el insigne arqueólogo e investigadora del CSIC, ahora retirada, las razones que animaron su interés por Coaña deben explicarse en el contexto de la dinámica científica europea de la época, orientada también en la Península Ibérica, hacia la definición de un mapa étnico y cultural en cuya elaboración, el estudio de la cultura material de los pueblos adquiría un protagonismo creciente.
En este sentido, una de sus grandes aportaciones fue la búsqueda de la definición del substrato prerromano, que conectaba el ámbito astur con Galicia y Portugal creando un espacio territorial y cultural “céltico”, según su propia definición, pero constituido sobre un fondo racial anterior y cuyos rasgos principales perduraron tras la conquista romana, adaptándose a la nueva situación. Los trabajos de García y Bellido y Uría Ríu aportaron nuevos e interesantísimos datos sobre el urbanismo general del poblado. Descubrieron e interpretaron el primer “monumento con horno” conocido en Asturias, la primera de las célebres saunas castreñas, al que pronto habrían de seguir dos edificios similares exhumados en el vecino castro de Pendia. Nunca dudaron del origen prerromano del poblado si bien los argumentos de orden arqueológico documentados mostraban una poderosa ocupación durante el siglo I d.C.
A partir de entonces, García y Bellido, cuyo prestigio profesional era internacionalmente reconocido convertirá el castro de Coaña en una referencia más o menos constante en su prolífica obra. Sus artículos sobre las excavaciones y, fundamentalmente, los magistrales dibujos donde recreaba el aspecto original del castro instituyeron Coaña como la imagen más representativa de los poblados fortificados de la protohistoria peninsular y elevaron el castro asturiano a categoría de símbolo arqueológico.
Las intervenciones posteriores (Francisco Jordá 1959-1961; Jordá y José Luis Maya 1982; Carrocera 1985-1994) aunque afectaron a espacios ya excavados o de extensión muy reducida fueron, sin embargo, afianzando paulatinamente la idea de que lo castreño en esta zona de Asturias había sido un fenómeno tardío promovido por Roma tras la conquista. De esta forma, tras más de dos siglos de excavaciones, se extendió la idea de que el castro de Coaña era un asentamiento de cronología romana y científicamente agotado. Pero nada más alejado de la realidad.
Las excavaciones, retomadas en 2007, bajo la dirección compartida de Alfonso Menéndez Granda y quien suscribe, aportaron una visión muy diferente de la historia de Coaña con resultados que reivindicaban, ahora con pleno refrendo arqueológico, lo propuesto por García y Bellido y Uría Ríu en 1940. Se comprobaba ahora la enorme antigüedad del poblado, cuyas murallas había y estaban en pie cinco siglos antes de la llegada de Roma, y la originalidad de algunas de sus creaciones arquitectónicas más genuinas como su abigarrada arquitectura doméstica o las célebres saunas rituales en uso en plena Edad del Hierro. Así pues, el Castro de Coaña es hoy, con su poderosa imagen, un testimonio privilegiado de nuestra Edad del Hierro y el más representativo y sugerente símbolo de los pueblos que, dos mil años atrás, protagonizaron la entrada de Asturias en la Historia.
Fuente: Ángel Villa Valdés, Museo Arqueológico de Asturias.
Poco más se puede decir del privilegiado castro visitado por Tertulia 17 de Mieres.
No podía finalizar este artículo sin mostrar el agradecimiento de Tertulia 17 de Mieres a nuestro buen amigo y extertuliano, Ángel Villa Valdés por la “magistral lección” sobre el Castro y sus instalaciones y la amabilidad con la que nos recibió. Así mismo y de la misma manera, nuestro agradecimiento a la Dirección General y Jefatura de Servicio, por habernos gestionado la entrada gratuita para el grupo y por el trato exquisitamente amable y profesional del personal de atención al público en Coaña.
¡¡MUCHAS GRACIAS A TODOS/AS!!
COMIDA EN PUERTO VEGA
El restaurante escogido para el evento gastronómico fue en la localidad de Puerto Vega, en concreto en el RESTAURANTE SIDRERÍA CASA JORGE.
Se había escogido para la ocasión el siguiente menú:
Entradas de la casa.
Paella de Marisco
Postres de la Casa
Vino de Rioja y blanco albariño.
Todo bien, quizás el comedor algo reducido para el grupo expedicionario, pero aceptable y un sitio a visitar para aquellos que les guste el arroz con marisco. La atención del equipo del restaurante, agradable y correcta.
Dentro del programa de Tertulia 17 de Mieres, estaba prevista la visita al museo etnográfico del mar de Puerto Vega. Acudieron aproximadamente la mitad de los expedicionarios, el resto se quedo en restaurante en una sobremesa alargada y cantarina. No dispongo de fotos de la visita al museo. Nada más que reseñar. Solo decir que viajes como estos y con esta calidad de Tertulianos y acompañantes es un lujo formar parte de Tertulia 17 de Mieres.
TERTULIA 17 DE MIERES.
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